Vigo 1870, fotografía del rescate del Santa-Cruz

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Jean-Baptiste Durand-Brager (atribuida). Bahía de Vigo, cubierta del barco de la Sociète de Sauvetage des galions de Vigo, a la izq. Ernest Bazin. 1870. Albúmina sobre papel. (CFRivero)

Abstract:

We present a photograph of Jean-Baptiste Durand-Brager, from the so-called Vigo Expedition of 1870, for the rescue of the treasures submerged in the Vigo estuary (Spain), by the Sociète de Sauvetage des galions de Vigo. On the ship-deck of the schooner Julien Gabrielle, next to a cannon pulled from the seabed, Ernest Bazin, two divers with diving suits, Benoit Rouquayrol and Auguste Denayrouze, inventors of the diving oxygen regulator that bears his name.

La fotografía:

Como puede apreciarse el papel albuminado está adherido a una cartulina con un título en la parte superior: Expèdition de Vigo, 1870, y al pie de la fotografía una descripción de la imagen:

«Sauvetage d’un Canon sur le Galion la Santa-Cruse«

Creemos que se trata de la imagen imagen fotográfica más antigua de la Ría de Vigo, realizada durante la poderosa campaña de rescate de tesoros submarinos, desarrollada en los pecios de la bahía de Vigo y ensenada de San Simón de 1870 a 1873, por la «Societé de Sauvetage des Galions de Vigo«, y también la única en todas las campañas que se hicieron en aquellos lares, durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta los años veinte del siglo pasado.

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Retrato de Ernest Bazin. Grabado. Ca. 1870 (Wikipedia)

Además en la escena están presentes tres de los personajes más relevantes de la epopeya, como veremos: La fotografía encuadra un plano medio de la cubierta de la goleta Julien Gabrielle, concediendo el mayor protagonismo al cañón que reposa sobre una plataforma elevada, apoyada en la borda. A la izquierda y con la proa al fondo, vemos los obenques del palo mayor, junto a ellos un personaje que apoya el pie izquierdo sobre el cañón que reconocemos como el ingeniero Ernest Bazin (Angers 1826 – París 1898), a su lado dos buzos con sus escafandras, uno de ellos sentado sobre el cañón. Y a la derecha los inventores del regulador de oxigeno para buceo: Rouquayrol-Denayrouze, Benoit Rouquayrol (Espalion 1826 – Rodez 1875), ajusta el aparato a uno de los buzos, y en primer plano Auguste Denayrouze (Montpeyroux 1837 – 1883) que hace palanca con un palo sujetando el cañón, apoyándose sobre un cabrestante. Tras ellos cruza por arriba una verga y se ve el palo trinquete junto con un nutrido grupo de ayudantes y marineros. Las modificaciones que se hicieron en la cubierta del barco, descritas por Hippolyte Magen, coinciden en parte con la imagen: Sobre el puente … se construyeron, encima de su borda, dos sólidas pasarelas, una por delante del trinquete… y la otra, un poco por delante del palo mayor… Un fuerte caballete, vigorosamente acoplada entre el trinquete y el palo mayor, posibilitaba la inmersión y la emersión del observatorio…

Durand-Brager autor de la fotografía:

Lo que sí parece del todo probable es que fuese Henri Durand-Brager el autor de esta fotografía en el escenario de la cubierta de la Goleta Julien-Gabrielle, componiendo la escena con los personajes más iteresantes, los dos buzos y el cañón rescatado .

La batalla del Rande:

El origen del episodio que nos ocupa está en la gran cantidad de barcos hundidos en la Ría de Vigo como consecuencia de la llamada Batalla de Rande, que tuvo lugar el 23 de octubre de 1702, cuando la más valiosa carga que hubiese llegado nunca procedente de América, transportada por una flota franco-española de 57 barcos, se había refugiado en la ría y estaba descargando en el puerto. Allí fue atacada por una poderosa armada pirata anglo-holandesa de más de 150 naves. Parte de las valiosas mercancías se descargaron, pero otras se echaron por la borda o se perdieron en el incendio y hundimiento de las embarcaciones para evitar que acabasen en manos del insuperable enemigo(1).

Los «rescates»:

Al menos ocho barcos españoles y doce franceses quedaron bajo las aguas, y desde entonces han sido objeto de toda clase de métodos extractivos por empresas que, normalmente, quebraron por el desequilibrio entre gastos e ingresos en sus arcas.

Este fue también el caso de la Societé de Sauvetage des Galions de Vigo y su sucesora (fundada en 1872), la Societé Anonyme d’Entreprise de Sauvetage des Galions de Vigo. Ambas protagonizaron la cuarta campaña de búsqueda desde 1702, la empresa comenzó sus trabajos en enero de 1870, sin temor al invierno, con un alarde muy notable de medios técnicos: además de los buzos dotados del más moderno sistema de regulación de aire, contaban con las innovaciones debidas al ingeniero Ernest Bazin, cuyas aportaciones más llamativas, además de los tubos para extracción de lodos, fueron la gran lámpara eléctrica pra la iluminación del fondo marino y una campana-observatorio submarino que daría lugar a imágenes extraordinarias del escenario de los trabajos(2).

La prensa de aquellos días relató con bastante detalle esta campaña que supuso todo un hito tecnológico, especialmente interesante nos parecen estas noticias(3):  «...un vapor comprado… por la Compañía de salvamento de los galeones de Vigo, saldría del puerto de Bayona para el citado puerto… llevando á su bordo el material completo del que forma parte el aparato de Rouquayrol-Denayrouze, escafandras, cabrias, grúas, máquinas poderosas de salvamento, etc. Además de la tripulación, el vapor lleva á Mr. Durand Brager que desempeña las funciones de inspector del armamento del material de investigaciones, un capitán de pontón, un segundo, 12 buzos con sus contramaestres y un ingeniero, 2 químicos, un maestro calafate, un maestro carpintero, un maquinista y ocho marineros».

El patache Santa Cruz:

El ambicioso proyecto de la «Sociète de Sauvetage…» les llevó a trabajar al menos diez pecios diferentes, entre ellos el llamado «Santa-Cruz», correspondiente a un patache de 216 toneladas, con dieciocho cañones, construido en Guayaquil (Ecuador) en 1692: «el patache de Alonso López, que se llamaba Santa Cruz, que en realidad finalizó varado frente a la playa de Cesantes [en la ensenada de San Simón] y después lo incendiaron los holandeses«(4).

La crónica escrita por Hippolyte Magen(5), gerente de las prospecciones, relata que ya en fechas anteriores al 6 de abril abordaron los restos del Santa-Cruz «cuya longitud era de 20 m. y su ancho de 8 m.; treinta de sus cuadernas surgían del fango, a 12,25 m. bajo el nivel del mar. Los buzos habían encontrado en sus manos, al abrir las dos trincheras, una rueda de afilar, un cubo con brea, una caja calafateada, un mortero de farmacia con su mazo, una cuchara de metal. una pala de caoba, una escudilla, cuatro tablillas de madera talladas que formaban los cuatro lados de una caja, una funda de pipa en madera tallada, una pequeña cubeta de metal, gran cantidad de láminas de abanico con variadas tallas e incrustaciones, maderos de caoba en perfecta conservación, maderas para tintes y troncos de guayacán.»

El 23 de Julio [1870] volvieron sobre el Santa Cruz, rescatando … cinco maderos de caoba, doce de guayacán, tres de campeche, cerámica blanca, platos de estaño y cobre, poleas de bronce, un grupo de monedas de cobre y plata, una empuñadura de espada adornada de cabezas romanas y cerca de 400 kg de plomo argentífero… Pero no es hasta la primavera de 1872 cuando Magen nos habla de que en un nuevo acceso al Santa cruz se habían retirado «… troncos de campeche, cañones y balas», junto con otros objetos similares a los descritos.

Es evidente que estos datos no cuadran con la fecha de la fotografía, 1870, en la que muestra uno de los cañones extraídos, pero suponemos que la crónica de Magen es aproximada.

Fotografía submarina:

Una de las facetas más llamativas de la campaña de prospecciones llevada a cabo por la Sociète de sauvetage des galions de Vigo es la expectación pública que llegó a alcanzar, sobre todo en Francia, con una cobertura mediática de primera línea, encabezada sobre todo por la revista L’Ilustration(6) gracias a las crónicas y dibujos que envió, el también fotógrafo Jean Baptiste Henri Durand Brager, que como vimos más arriba formaba parte de la expedición como inspector del armamento del material de investigaciones. La revista publicó detallados relatos el 18 de junio y el 2 de julio de 1870, una información que también tuvo su réplica en la revista española: La Ilustración Española y Americana(7).

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Henri Durand-Brager. Les Galions de Vigo, explorat on d’une éprave. Grabado publicado en L’Ilustration el 2 de julio de 1870.

Pero lo que más impactó al público fueron los grabados realizados por Monsieur Durand-Brager a partir de las fotografías tomadas desde la «campana-observatorio» de Bazin o de sus propios apuntes. Durand-Brager se había acreditado como fotógrafo por sus trabajos en la guerra de Crimea y en Turquía, pero no era el único que en el escenario de la Ría de Vigo conocía la técnica fotográfica: el propio Ernest Bazin ya había publicado en 1866, la realización de fotografías submarinas desde su «observatorio», gracias a su propia lámpara de luz eléctrica, imágenes que no se conocen ni se hicieron públicas(8): El eminente fotógrafo francés M. Bazin, ha inventado un ingenioso estudio submarino para fotografía, mediante el cual puede copiar buques idos al fondo, rocas y otros objetos debajo del mar. Es una especie de garita o campana de buzo con ventanas y cristales en forma de lentes, a prueba de agua, en la cual, por medio de la luz eléctrica, las fotografías salen completamente iluminadas. M. Bazin ha podido permanecer 10 minutos en esta campana submarina y producido varias fotografías bastante exactas de objetos a una profundidad de 300 pies. La invención es un ensayo susceptible de mejora».(9)

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Jean-Baptiste Durand-Brager (atribuida). Bahía de Vigo, cubierta del barco de la Societe de Sauvetage des galions de Vigo, a la izq. Ernest Bazin. 1870. Albúmina sobre papel. (CFRivero)

Este episodio de búsqueda subacuática dio lugar al relato «Les Galions de Vigo»(5) como hemos visto, publicado en 1873, un libro que inspiró a Julio Verne muchos de los pasajes y elementos presentes en su obra «Cien mil leguas de viaje submarino», en la que el propio Nautilus visita la Bahía de Vigo. El propio Verne visitó dos veces la ciudad, que le ha dedicado una bonita escultura.

También hemos sabido que en el museo de Los Inválidos en París están expuestos tres de los cañones extraídos en el pecio de Rande.

Nos gustaría terminar con una frase de Yago Abilleira Crespo, publicada en el blog de AdArqua(10), a quien hemos leído, junto a Ramón Patiño. A los dos nuestro reconocimiento por su extraordinaria aportación a la historia de los restos subacuáticos de la Batalla de Rande.

Los tesoros de Rande no son de oro ni de plata, son de madera, de barcos hundidos en el fango, que nos hablan de la transición del galeón al navío de línea. Son tesoros de papel, de una riquísima documentación antigua nunca antes consultada que nos cuenta mucho de aquella época y del comercio con América. Son tesoros culturales, de interesantísimas leyendas de tesoros que atrajeron al mismísimo Capitán Nemo en sus “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Son tesoros tecnológicos, que nos hablan de la evolución del buceo para explorar la Ensenada de San Simón. En definitiva, son tesoros que nos hablan de nuestro pasado, tesoros que hay que conservar y dar a conocer. (Yago Abilleira Crespo)

 

Bibliografía:

  1. Ramón Patiño. «La Batalla del Rande»
  2. Yago Abilleira Crespo. (2005). Los galeones de Vigo.
  3. Gaceta de los caminos de hierro. 10/7/1870, páginas 8 y 9. «Los Galeones de Vigo»
  4. Ramón Patiño Gómez. «Nuestra Señora de los Remedios versus Santo Cristo de Maracaibo«.
  5. Hippolyte. Magen “Les Galions de Vigo”. Paris, Armand le Chevalier, 1873. Traducida por Yago Abilleira en «Los galeones de Vigo».
  6. L’Ilustration: 18/6/1870.- Les Galions de Vigo, p: 443-444.
  7. La Ilustración española y americana. 28/7/1870, página 9 y 10.
  8. John Hannavy. (2008). Underwater photography. En: Encyclopedia of ninentteenth century photography. New York: Taylor and Francis. p. 1416.
  9. Diario oficial de avisos de Madrid. 24/12/1866. Citado por: Miguel Ángel Delgado. (2014). Inventar en el desierto: Tres historias de genios olvidados. Madrid: Turner publicaciones.
  10. Yago Abilleira Crespo. (2014). Los Galeones de Rande de 1702 (Ría de Vigo, Galicia). En el blog de «Adarqua, Asociación de amigos del Museo Nacional de Arqueología subacuática».

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