En la medida en que el mundo digital invade cada vez más parcelas de nuestro mundo real, conviene recordar una cuestión fundamental cuando hablamos de fotografía y más si se trata de fotografía histórica:
La fotografía fué únicamente un objeto analógico hasta finales del siglo XX y aún hoy su presencia está compartida entre su realidad física, ligada al papel, y sus diversos formatos digitales.
Sí, la FOTOGRAFÍA, esta palabra que automáticamene relacionamos con otra palabra: IMAGEN, está integrada durante todo su periodo «histórico» por dos realidades: la propia imagen fotográfica y su necesario soporte físico. Toda la evolución técnica de la fotografía va pasando sobre sus diferentes soluciones químicas y sobre los materiales que los sostienen, formando ambos un todo indivisible que se convierte en fotografía cuando la cámara realiza el milagro descrito por Fox Talbot en aquel libro legendario: «The Pencil of Nature«.
Las fotografías son OBJETOS, y sólo objetos hasta 1990. En el caso de los primeros daguerrotipos son imágenes sobre planchas de cobre con una capa de plata, encastradas en cajitas para preservar su delicada naturaleza. Después el papel se convierte por un larguísimo periodo en su máximo aliado con la llegada del negativo intermedio y la posibilidad de multiplicar los positivos: negativos de papel en los calotipos y positivos de papel. Negativos de cristal después y positivos de papel. Alguna presencia temporal de positivos también en cristal, negativos sobre películas flexibles, pero sobre todo fotografía sobre papel, pasando del blanco y negro de sus primeros cien años, al color, que estalla masivamente en los años sesenta del pasado siglo.
La colección Fernández Rivero de Fotografía Histórica, es pues una colección de objetos fotográficos físicos originales. Imposible coleccionar fotografía histórica de otra forma.
No es una colección de imágenes digitalizadas, tampoco coleccionamos reproducciones extemporáneas de imágenes más antiguas. Valoramos los objetos fotográficos como un todo en el que sin duda la parte más importante es la imagen, con toda su carga informativa y estética, pero en la que el soporte aporta también una parte de la información que se desprende de este «todo».
En ocasiones es la cartulina sobre la que está fijada una fotografía, la que contiene el nombre de su autor, o quizá el del personaje retratado. Es una suerte muchas veces que alguien haya anotado en el reverso cualquier dato, una fecha, un nombre… Se puede dar el caso de que solo por la coincidencia de tamaños o soportes sea posible encontrar una pista sobre la identidad de una imagen … Contextualizar una fotografía es un objetivo prioritario al que contribuyen en gran medida sus soportes y sus compañeras de viaje, a las que hay que interrogar cuidadosamente antes de decidir su ubicación definitiva.
Nuestra colección contiene actualmente más de 45000 objetos fotográficos diversos. Hay por ejemplo: daguerrotipos, ambrotipos, libros con fotografías pegadas, cajitas con cristalitos estereoscópicos, álbumes de cartes de visite, cartulinas estereoscópicas, grandes álbumes que iban confeccionando los burgueses viajeros, negativos en cristal, postales o retratos en cabinet,
Los procesos de digitalización de las imágenes las han liberado de su materialidad y es así como las percibimos hoy, como algo intangible que aparece y desaparece en una pantalla … pero seguimos necesitando un soporte que nos las muestre. Una pantalla, en un ordenador, en nuestra televisión, en el móvil … Es un soporte mucho más versátil que las traslada a una nueva dimensión y multiplica exponencialmente sus posibilidades, y una ventana también para asomarnos a las imágenes del pasado que han viajado hasta nosotros sobre barcos de papel.
Actualización, febrero 2016:
Recientemente se ha traducido al español la «Florence declaration. Recomendaciones para la conservación de los archivos fotográficos analógicos». La CFRivero ha recibido y aceptado una invitación a suscribir dicha declaración y nos ha sorprendido muy gratamente la coincidencia de sus puntos de vista con los que hemos enumerado en este artículo:
«Las fotografías no son simplemente imágenes independientes de su soporte, sino que son objetos dotados de materialidad y, por tanto, de una dimensión concreta espacial y temporal«.
Saber más:
García Ballesteros, María Teresa y Fernández Rivero, Juan Antonio. La Colección Fernández Rivero de Fotografía Antigua. Métodos de Información. 2014;5(9):157-181 doi: 10.6084/m9.figshare.3080356
Florence declaration. Recomendaciones para la conservación de los archivos fotográficos analógicos. Kunsthistorisches Institut in Florenz. 2009
Siempre es un placer redescubrir estas entrañables piezas. Gracias por compartir vuestro trabajo.
Gracias por los continuos regalos que nos hacéis. Son un verdadero deleite. Antonio Rivero (Estepa)
Felicidades por hablar de «objetos» y «piezas». Y es que las fotografías siempre han sido objetos o piezas. En cambio, las fotos nunca han sido «artefactos», como otros dicen, traduciendo erróneamente una palabra inglesa.