
Como cada año, desde hace ya 49, se ha vuelto a celebrar en Bièvres, pequeña localidad de apenas 5.000 habitantes, en las afueras de Paris y próxima a Versalles, la “Foire Internationale à la Photo”, una peculiar feria sobre fotografía. La historia comienza en 1949, cuando André Fage, a la vuelta del servicio militar, crea junto a su padre, Jean Fage (1905-1991), el “Photo-club du Val de Bièvres” y al mismo tiempo comienzan una colección de aparatos y fotografías antiguas. En 1964 fundan la “Association du Musée français de la Photographie” y ese mismo año organizan la primera feria fotográfica, un encuentro al aire libre de amigos de la fotografía en el jardín que hay junto a la Mairie. En 1974 se crearía también en la pequeña localidad el “Museé français de la photographie”.

Como desde el principio padre e hijo están interesados en la fotografía antigua, tanto en los aparatos como en las propias piezas fotográficas, la feria se enfoca hacia esa temática desde los primeros momentos, aunque hoy hay que decir que en la agenda de la feria se incluyen toda clase de acontecimientos fotográficos, incluidas exposiciones de artistas contemporáneos, conferencias, etc.

En 2012, el 26 de abril, murió André Fage, a los 85 años. Su trabajo de más de 60 años en pro de la fotografía ha conseguido situar el nombre de Biévres en el primer lugar de las citas Europeas en fotografía antigua.
La feria se celebra a lo largo del sábado y la mañana del domingo del primer fin de semana de junio, y atrae a visitantes del mundo entero. A la sombra de la arboleda del jardín, más de 300 expositores montan sus tenderetes para ofrecer a los aficionados aparatos

fotográficos de todas las épocas y clases imaginables, piezas históricas de fotografía en cualquier formato, discretos “anónimos” u obras de los más reputados autores. Allí podremos encontrar desde cartulinas estereoscópicas de la primera época, cartes de visite, álbumes de viaje, daguerrotipos, hasta auténticas piezas de museo de gran valor. Como en cualquier mercadillo que se precie hay objetos para todos los bolsillos, en el juego de la oferta y la demanda es importante saber lo que se busca y reconocer el material, y es posible encontrar auténticas gangas o piezas que quizá lleve años buscando.

Nosotros hemos asistido a la feria durante los últimos ocho años y siempre hemos encontrado interesantes ejemplares para la colección. París fue la cuna de la fotografía y hoy la cita de Biévres está en el calendario anual de los interesados en la fotografía histórica. Además es el pretexto para dar una vuelta por París, acudir a alguna exposición, visitar las tiendas donde también se vende material de fotografía antigua, y ver a los amigos y contactos internacionales en el ramo. Por supuesto que los franceses son mayoría pero a Bièvres acuden americanos, algunos de ellos conocidos marchantes que compran aquí para luego incluir las piezas en subastas internacionales o incrementar su fondo en venta, muchos ingleses (vendedores y compradores), coleccionistas y marchantes de los países vecinos, como Bélgica, Holanda y Alemania. También se ven japoneses buscando material de su país, un gran amigo portugués al que veo casi todos los años, y algunos españoles. Concretamente de España los habituales de cada año somos dos coleccionistas andaluces, dos o tres marchantes de Barcelona, y algún que otro visitante esporádico, muy pocos. Una lástima porque merece mucho la pena y París bien vale cualquier excusa.